miércoles, 28 de noviembre de 2012

Diario de un soltero

Pienso que alguna vez lo voy a poder hacer. De chico soñaba con ser un nadador olímpico, ganar premios internacionales, competir y viajar por todo el globo haciendo lo que me apasiona, nadar. Pero eso fue una fantasía de chico o tal vez algo que no supe cómo llevar a la práctica. Porque no sé si me apasiona nadar o no. Ahora retomé la pileta de natación y estoy tirándome del trampolín. Da miedo y hay cosas que es mejor aprenderlas desde chico porque desde más grande después resultan más difíciles. Ya no es tan simple memorizar los movimientos, los clavados y todo eso. Heme aquí, trabajando de rececpcionista para una fábrica de pastas que vende al pormayor y pidiendo delivery en Belgrano, en un departamento de un ambiente. Yo mi vida la había imaginado de otra manera totalmente distinta. Pensaba eso de ser nadador. Después la fantasía fue mutando y a esta edad me veía casado, en un gran departamento con una bella esposa y un bebé. Nada de eso pasó. Ah, además mi imagen era de un tipo alto con buen físico y cabellera abundante. Tanto no crecí, el pelo se me calló y para donde sí crecí fue para los costados. Nada que ver con la imagen que tenía de pequeño. Pero me di cuenta de que el éxito en la vida es otra cosa. No es tener un piso en Recoleta. Es disfrutarla. Y yo realmente estoy haciendo lo que me gusta, que es disfrutar. Aunque no ahorre demasiado ni tenga todos los días todo bajo control, estoy disfrutando de la vida. Y eso es lo que más me importa. No tanto cuánto gano o cuánto pierdo. Si tengo un buen auto o uno de los años setenta. Lo importante es otra cosa, hoy sigo aprendiendo.